La tarde del 16 de septiembre venía marcada en rojo en el calendario del matador Sergio Serrano, albaceteño y acartelado con ‘los adolfos’, en la que ha sido la corrida torista del abono, -a pesar que, recordemos, resulto ser uno de los triunfadores de la feria pasada y también de la anterior-.
En rojo pues suponía, después de quedar fuera de Madrid, el compromiso más importante de toda la temporada para el torero, y además en una corrida exigente, de esas que solo unos pocos matan. Pero con solo seis corridas toreadas esta temporada, ahí se presentó, para que Albacete siga hablando de él.
Los que lo conocemos bien sabemos de Sergio que es un torero que se auto-exige hasta límites insospechados, y hoy lo ha vuelto a demostrar, pese a que el ganado no se lo ha puesto nada fácil. Bueno, ni a él ni a su compañero de cartel, Javier Castaño.
Sin embargo, -por lo que veníamos diciendo de auto-exigencia, la de este torero albaceteño, que se presentó todavía con los puntos de la cogida sufrida el pasado 25 de agosto en Tarazona, le sirvió para arrancar una oreja a su primero y buscar otra Puerta Grande más en el sexto.
Tanto es así, que en su última bala, optó por esperar al ‘adolfo’ en la puerta de chiqueros –como se dice en el argot taurino, “a portagayola”-, y hasta fue revolcado por los suelos. Por suerte, el mismo se hizo el quite y todo quedo en un susto.
Un coraje y una ambición que esta vez quizás no tuvo como premio los trofeos, pero sí el reconocimiento del público albaceteño, que volvió a ver la clara disposición y los arrestos de este Serrano, al que le siguen poniendo las cosas difíciles y él sigue dando la talla. Y seguro que más de uno le pondrá faltas a su toreo de hoy, pero no reconocer su mérito es querer mirar a otro lado.