Se impuso en el trofeo organizado por la Televisión Autonómica para descubrir al mejor novillero del momento en Castilla-La Mancha
Ayer se celebró en la plaza cubierta de Tobarra la final del certamen taurino «Puerta Grande» que organiza Castilla La Mancha Televisión para descubrir al mejor novillero castellano-manchego y que retransmitió el festejo en directo.
Se lidiaron novillos de El Ventorrillo, bien presentados y de buen juego en general, salvo el segundo, el peor del encierro.
Joselillo, una oreja y vuelta al ruedo.
Sergio Serrano, una oreja y dos orejas y rabo.
Alberto Lamelas, dos orejas y rabo y una oreja.
La plaza se llenó en tarde fría.
Comentario: Tobarra no se escapó ayer del temporal de frío anunciado para el fin de semana e incluso nevó durante el transcurso del festejo, pero la cubierta de la plaza hizo que se celebrase el festejo sin problemas. Y ahí, bajo la cubierta, en el ruedo tobarreño, hubo otro temporal torero que fue protagonizado por Sergio Serrano, quien se ha proclamado triunfador del IV Certamen Puerta Grande.
El albaceteño tuvo el peor lote, ya que su primer enemigo fue el garbanzo negro del encierro. Pero Sergio apechugó con él y logró salvar los muebles con firmeza ante el astado en su faena y una gran estocada que le valió para cortar una oreja.
Su segundo enemigo, al que recibió con faroles de rodillas y largas cambiadas, fue de mejor condición y ahí, con material, Serrano demostró la clase, el oficio y el buen toreo que atesora, con una faena bien conjuntada que tuvo los mejores pasajes en dos series de naturales muy templados y hondos.
Su labor la remató con una estocada casi entera que le valió para llevarse los máximos trofeos.
Mismo premio que Sergio Serrano tuvo Alberto Lamelas, pero la diferencia estuvo en el contenido. Con el mejor lote Lamelas cimentó su labor en el valor y la entrega y, aunque demostró que tiene ganas y afición, le faltó más poso a su toreo.
Joselillo, que cortó una oreja, no se acopló con el primero de su lote, del que obtuvo un apéndice, mientras que estuvo más entonado con su segundo, un novillo nobletón al que cuajó una mejor faena.